La ceguera a veces nos invade, como en el magnífico libro de José Saramago 'Ensayo sobre la ceguera', simplemente aparece y se va extendiendo sin explicación aparente. Hoy me refiero a la ceguera que nos impide ser conscientes del mayor holocausto que actualmente está acometiendo el ser humano: el holocausto animal.
Desde que nacemos nos van introduciendo poco a poco alimentos, entre ellos, cadáveres cocinados de todo tipo de animales.
Sin darnos cuenta vamos asumiendo esos sabores como 'normales', 'ricos'. A la vez que esto sucede, ocurre lo siguiente:
-¿Cómo hace el cerdito?- pregunta un hombre de mediana edad.
-Oi! Oi!- responde una niña de año y medio.
-¿Y la vaca? - inquiere dubitativo.
-Muuuu - contesta la pequeña.
-Y...-piensa por unos segundos- ¿cómo hace la gallina?
-Kikikiirr - algo parecido balbucea de nuevo ella.
¡Qué bien! Piensa el padre. Es una niña muy inteligente. Sí. Sabe qué sonido hace cada animal, a la edad de 1 año ya había visto decenas de dibujos de todo tipo de animales: pájaritos, cerditos, patitos, gallinitas, conejitos, perritos, gatitos, vaquitas, pececillos, e incluso pulpos, cangrejos, ranas...hasta osos hormigueros. Libros repletos de dibujos, muchos de ellos ambientados en granjas. Claro! ¿Acaso alguien ha visto una gallina por la calle? ¿O una vaca? ¿Alguien ha visto últimamente un cerdo fuera de una granja?
¿Puede haber algo más hipócrita que enseñar a los niños y niñas los sonidos que emiten los animales para después colarles sus cadáveres procesados en forma de potitos o de rica comida? ¿Qué pasaría si les dijéramos a los niños la verdad desde pequeños? No se trata de asustarles, ni de engañarles, se trata de decirles la verdad: los animalitos que tanto les gusta ver, tocar, abrazar en forma de peluche, imitar, etc. viven en condiciones de esclavitud y son asesinados diariamente.
¿Te has preguntado alguna vez de dónde viene toda la carne que comemos de forma tan natural? Para ello hay miles de millones de animales que viven encerrados en granjas-cárcel, son sometidos a torturas diarias, se les arrebata a sus hijos, se les anula, se les mantiene hacinados, drogados, sufriendo enfermedades o amputaciones y finalmente son asesinados.
Hay que desterrar ya la idea de que los animales en las granjas son felices o de que no sufren cuando se les mata. Dejo un link de Igualdad Animal, una organización internacional por la abolición de la esclavitud animal y del especismo. En esta página se muestra cómo funcionan las granjas de esclavos . Para cada animal se detalla: cómo son, su explotación, su transporte, su aturdimiento y su muerte. Dejo un extracto sobre el aturdimiento de las gallinas:
''En ocasiones el aparato que suministra la descarga eléctrica no funciona correctamente por un error, por un descenso de voltaje. Ello produce que el animal quede paralizado y privado de su capacidad de emitir sonidos, pero conserva la consciencia (“shock perdido” o “estado de pesadilla de Leduc”). Otras veces, las aves consiguen evadir la aturdidora al levantar la cabeza. Por otra parte, hay países en vías de desarrollo donde se emplean métodos “caseros” para el aturdimiento eléctrico, como simples cables en contacto con el ave, o tenazas sin transformadores para marcar determinado parámetros de corriente. Estos métodos son enormemente dolorosos para las aves.''
El dolor de estos esclavos está silenciado detrás de granjas ¿dónde están eses granjas? El negocio de la carne es tan opaco que no tenemos ni idea de dónde sucede todo este horror. Detrás de sus muros y verjas viven y mueren animales sin sentido, sin necesidad. Detrás de todo este sucio negocio que no para de crecer se encuentran los mandatos del capitalismo, del egoísmo humano.
Nos dicen 'una hamburguesa por 1€' y enloquecemos. Nos enseñan que en una buena fiesta siempre sobra comida, que un menú sin carne es insípido o impropio para nuestra alimentación. De hecho, la mitad de la comida producida cada día en el planeta se tira, y gran parte de ella son animales que han vivido en las condiciones que he mencionado. Deberíamos valorar más lo que tenemos delante y saber lo que ha costado que llegue hasta nosotros. Se nos incita desde todos los espacios a comer carne (por supuesto también me refiero al pescado, cuya producción no es en absoluto inocua). ¿Necesitamos tanta carne? Ojalá todas las personas se decidieran a la 'huelga de carne', pero me conformaría con que poco a poco fuéramos más conscientes del dolor que supone no hacerlo, que fuéramos enseñando a los niños y niñas qué implica que bebas leche cada mañana o que le eches bacon a todo.
Por otra parte, responderé a quienes piensan que la lucha por los animales es una lucha de débiles. NO!!! Quienes luchamos por los derechos de los animales somos personas fuertes, tanto como para romper uno de los mayores hechizos a los que se nos somete en las sociedades postmodernas. Somos capaces de ejercitar la autocrítica con nosotras mismas y de elaborar una solución no solo moral, sino práctica para, en primera instancia aliviar nuestra culpa y en última instancia, y lo más importante, dejar de contribuir con esa industria asesina.
Y siempre que tengamos fuerzas seguir combatiendo la ceguera que nos invade difundiendo la verdad sobre las granjas de la esclavitud.
Espero que por lo menos una persona reflexione con esto que he escrito. Un saludo compas y a luchar!!!!!